miércoles, 22 de octubre de 2008

El eterno resplandor...


Como en un pensadero mágico, se mezclaban y revolvían sus recuerdos, daban vueltas, iban y venían repasando cada parte de esa historia, intentando quizas engañar al alma, repetirle el pasado como en sueños, quizas así no perciba el presente.
Algunos lo llaman sinapsis, proceso por el cual podemos pensar, recordar. Lo que no explican es qué te lleva a recordar, qué te motiva a reveer el pasado.
Melancolía, nostalgia...eso le pasaba. Recuerdos felices que deberían provocar sonrisas, excepto por el pequeño detalle de que te refregan en la cara lo que ya no tenés, lo que ya no está y no volverá... Eso sentía, la exasperante sensación que genera lo irreversible del tiempo. Sólo que por mas simple que suene, "el tiempo es irreversible", los humanos tardamos años y más años intentando aprenderlo, y lo peor es que probablemente no se aprenda nunca. Tendemos a seguir mirando hacia atrás esperando así retenerlo, nos estancamos esperando que vuelva, miramos fotos, escuchamos canciones, leemos cartas y revolvemos las sensaciones que en algun momento nos generaron algo.
No quiero decir que este mal, todo lo contrario, es lo que nos hace humanos, el sentir... El guardar en la memoria, y poder repetir a gusto situaciones. Es el motivo por el cual podemos retener algo de lo aprendido, procesar cosas, elaborarlas, y hacer de ellas experiencias buenas para el futuro. El problema es quedarse en el pasado... no poder avanzar. O no poder procesar..., vivir repitiendo las mismas situaciones una y otra vez. Claro, nunca seran las mismas, nunca serán exactamente iguales, lo cual nos hace mucho mas tontos. Intentamos ganarle al tiempo... esa es la estupida omnipotencia del hombre. Intentamos engañarlo... o engañarnos, no estoy segura.
El punto es que en realidad es bueno que así sea, es bueno que no podamos ganarle, que nos pase por encima, que nos saque varias cabezas. Porque eso es lo que hace que cada momento sea único e irrepetible, y que, al menos en algunos casos, los valoremos mas. Y como ya dije en otro posteo, ese momento, algo en apariencia finito, se vuelve eterno. Es un poco paradojico, lo se. Pero eternamente es, eternamente ese momento estara ligado a un tiempo y un espacio determinado. Eso es lo irreversible del tiempo, lo absoluto, lo que nos hiere en lo mas profundo de la escencia humana.
Lo único que podemos cambiar es nuestra percepcion de ese momento, el recuerdo, pero no al momento en si. Podemos intentar olvidar, reprimir, aunque todos sabemos (o por lo menos los estudiantes de psicologia lo tenemos bastante claro), que ese intento de olvidar, por algún lado se cuela, por algún lado vuelve... "el eterno resplandor de una mente sin recuerdos".
Quizas no vuelva el recuerdo como tal, pero la huella, las marcas mas profundas quedan grabadas por toda la vida, quizas aún en la muerte, como tatuajes que llevamos en la piel, cicatricez, heridas... resplandor.

Pero pregunto, si pudieras realmente olvidar algo de tu vida, lo harías...?
Que olvidarías...?

How happy is the blameless vestal’s lot!
The world forgetting, by the world forgot.
Eternal sunshine of the spotless mind!
Each pray’r accepted, and each wish resign’d.

Traduccion aproximada:
¡Qué feliz es la suerte de la vestal sin tacha!
Olvidarse del mundo, por el mundo olvidada.
¡Eterno resplandor de una mente sin recuerdos!
Cada rezo aceptado, cada deseo resignado.

Fragmento de un poema de Alexander Pope, Eloisa to Abelard

[Comenzado el 4 de marzo de 2008, a las 13:26]

jueves, 16 de octubre de 2008

En ocasiones, hay que mirar 2 veces...

Se habían visto miles de veces, cruzado por la calle, saludado, incluso habían hablado alguna que otra vez. Estudiaban en la misma facultad, compartían muchos amigos, se cruzaban en la cafetería, en los pasillos, en la parada de colectivo. Se habían visto. Pero nunca se habían mirado.
Un día como cualquier otro, por algún extraño motivo, comenzaron a charlar, a saber de sus vidas. Dejaron atrás cualquier conversación trivial que podrían haber tenido anteriormente, y sacaron un pedazo de sus almas para mostrarla por completo, sin maquillajes. Se miraron, realmente se miraron. No el cuerpo, no lo superficial, sino todo aquello que raras personas pueden ver; cómo el "dedal" escondido al costado de los labios, vieron los destellos del alma salir por los poros, en las palabras, en los suspiros, en los ojos... Se miraron profundamente.
Ya no eran los mismos, habían cambiado, al menos el uno para el otro, habían cambiado. Habían logrado ver a través del muro, a través de la piel. Y se veían distinto. Eran dos personas, una la de la imagen, otra la del alma.
Por un momento ella estuvo a punto de preguntar "Gabriel?". Con muchas ganas de escuchar un "si..." que sabía, él no diría. No porque no fuera "Gabriel", sino porque simplemente no podía saberlo. Por otro lado, quien sabe?, quizas algo de ese nombre le recordaría vidas pasadas, quizas algún gesto en él, alguna mueca, le haría saber a ella que si lo era.
Si bien aún sentían miedo de volver a abrir sus corazones (ambos tenían heridas abiertas), tuvieron muchos de esos encuentros "casuales", en los que pasaban horas hablando, contandose todo sobre sus vidas, intentando no pasar ningun detalle por alto.
Ella lo sintio como un niño dulce, un niño que necesitaba alguien que lo cobije, que lo mime, que lo tratasen con cariño, con ternura... Y sin embargo era todo un hombre, mas hombre que muchos con los que le había tocado encontrarse. No un hombre en el sentido del típico "macho", sino mas bien maduro, pensante, y aún asi, sensible, simpático, divertido de una forma un tanto retorcida, ironica.
Se sentía un tanto maravillada.
Él no estaba del todo seguro de lo que pasaba, se sentía raro, le parecía extraño poder sentir ese grado de conocimiento, de cariño, por alguien a quien temporalmente no conocia tanto. Pero de pronto se dio cuenta que eso no le importaba tanto.
La miro, entera, como quien descubre algo nuevo, con un leve brillo en sus ojos; la miro profundamente, intentanto respirar un poquito de sus aires, absorver un pedacito de su vida.
Por algun motivo que ella no comprendia, él la admiraba. En realidad ambos eran parecidos en ese sentido, ninguno se consideraba lo suficientemente valioso, a pesar de que lo eran.
Nunca supieron bien, que los llevo a hablar ese día. Se sucedieron 5 "casualidades" para que se miraran. Entre ellas, un auto se estaciono frente a ellos, con el volumen alto, y sonando "te vi..., te vi..., te vi... yo no buscaba nada y te vi..."
En ese momento, se le electrizo todo el cuerpo, tuvo esa sensación de que se le subía el corazon a la boca, casi como queriendo salirse. Hizo el intento de ver el punto brillante en el hombro izquierdo, pero él se sento al lado suyo, de forma que no pudo.
Pasaron horas hablando en ese banco de plaza.
Esa noche, ella se fue a dormir pensando " lo encontre...?"

Pregunto: ¿Crees en las casualidades?

¿Alguna vez sentiste el "conocer a alguien de toda la vida"?


Nota: La canción es "Un vestido y un amor" de Fito Paez.