- Yo no te sigo, no. Vos me llamas a cada paso, y acá estoy. ¿Por qué me llamas? Sabes que no soy bueno a tu corazón. Sabes que tengo el don de mezclarlo todo.
- No te llame. No. A quien llamo es al amor, y ese no sos vos. Quedó bien en claro la octogésima vez que desapareciste. Si, me llevo 80 desengaños, pero finalmente me desengañe.
- Llamas al amor, y sin embargo quien esta acá, soy yo. ¿Qué hago acá si no es por vos? Solo vengo a tu llamado.
- Jajaja. Si hay algo que nunca hiciste fue acudir a mis llamados. Ahora que no te necesito te dignas a aparecer? Entenderte nunca fue mi fuerte.
- ¿Ya no me necesitas?
- No. Estoy bien sin vos, mucho mejor. Odio tu voz, eso es lo que me persigue. Tu voz. Así que por qué no cerrás la boca de una vez? Tus palabras son puros silencios. No dicen nada. Solo me recuerdan vacíos. Así que basta, por favor basta.
- No podes silenciarme! ¿No lo entendés? Vos y yo somos uno. Hace tiempo mi voz es tu voz. Hace tiempo me atormentas entre sueños. Somos uno, yo en vos y vos en mi.
- No! No te creo. No sigas por favor. Yo puedo ser feliz. Tu voz se callará, y nuevas voces aparecerán. Y seré feliz, seré amada. Vos nunca me llenaste, nunca fuimos uno. ¿Por qué habríamos de serlo ahora?
- De verdad no lo entendés, eh? Nunca fue una elección. Yo no te elegí y vos no me elegiste. Nos eligieron los astros, con la única finalidad de atormentar nuestras vidas por siempre. No hay culpas en todo esto.
- Ya no te elijo, y esa si es mi elección. Vos nunca me elegiste, nunca creíste en los astros. Basta! Basta! No me persigas mas. Lo elijo a él. Hoy que puedo, elijo a Gabriel. Elijo al amor.
- Gabriel no existe. Es una ilusión. No tiene cabellos al viento, ni te lleva atada a su cintura. Yo soy bien real. Un fantasma bien real. Acá estoy.
- Ves que no entendés nada! Así sea una ilusión, es mucho mejor que cualquier realidad que puedas ofrecerme. Pero seamos sinceros. ¿Cuando me ofreciste mas que castillos de cristal? ¿Cuando dijiste hoy es el día de empezar a construirlo? Con vos nunca hay hoy. Tenemos miles de pasados, y algún que otro futuro, pero nunca tenemos un hoy.
- Hoy estoy acá, hablando a tus oídos. Siempre es hoy en mis sentimient...
- Basta! Te lo suplico. Ya tuviste oportunidad de decir, y no la quisiste. ¿Te acordás? Fue aquel día que destrozaste mi corazón por ultima vez. Fue aquel día que finalmente pude ver.
- Las horas bajarán. Yo se que bajarán.
- No, el amor no es real. Y no hay nada en la forma en que me muevo.
- Y sin embargo, sigo aquí.
- Yo no, ya no esperaré a que suba la marea.
- Y el patio con hojas en aquel invierno?
- Es que nada es eterno, y ya tuvimos la fiesta igual.
- De sobra sabes que eres la primera.
- Vas a volver a herirme otra vez?
- Si. Soy un fantasma. Tu me llamas en las noches, y yo vengo para amarte de la única forma que se... dañandote.
- Eso no es amor. No sé que es, pero no es amor. Amar es dar lo que no se tiene, y vos tenes demasiado con vos mismo.
- Y por qué me llamas entonces? ¿Es que acaso no te di nada?
- No... no me diste nada. Yo me di lo que pude con pedacitos de ti.
- Si me voy, estarás sola. Por eso me llamas. A pesar de ser un fantasma, aquí estoy cada día, siguiendo tus pasos, hablando a tu oído. Me necesitas tanto, como yo a ti. Tu me haces existir.
- Vuelve a tu cuerpo, allí serás bien recibido!
- ¿Es que no lo ves? Yo soy quien te ama, y él ganó la batalla.
- No me importa. Ya no sirve de nada. Nunca serás cuerpo, nunca serás nada. Solo me recuerdas lo que él no pudo dar. Solo me recuerdas el cuerpo que alguna vez habitaste. No me alcanza contigo. Puedo sola. Ya no necesito tu presencia a mi lado.
- Y que haré yo? A ese cuerpo no puedo volver. Mi razón de existir eres tú. Tu me llamas, y yo existo. No tengo otra forma de ser. Ya no. Lo siento. De verdad lamento no haber ganado la batalla...
- No, no me hagas esto. No puedo apenarme de ti. No luchaste lo suficiente. Quizás ese fue siempre el destino.
- Me desvanezco. ¿Estás segura que esto quieres?
- No, nunca quise esto. Pero lo necesito... Adiós...
- Polvo de estrellas... Nunca lo olvides cariño, nuestros astros son nuestros. Resplandor..., eterno resplandor. Tu lo sabes...
- Si, lo sé...