lunes, 1 de noviembre de 2010

Poema de metal, locuras de azafrán

Escribirte... encerrarte
en un poema amarillento .
Llenarte de palabras,
hasta no decirte más.
Apresarte en melodías
para nunca más escuchar.
Callar a esos silencios
que no supiste callar.
Hablarlos, hacerlos hablar,
hasta que digan una verdad,
hasta que callen tanta verdad.
Guardarte en una caja,
junto a los pedazos que voy dejando atrás.
Romper lo poco que dejaste de mi,
destruir las huellas de este impasse.
Romperme con mis manos para olvidar
lo que las tuyas se atrevieron a tocar.
Ahogarte en sal
hasta no respirarte más.
Abollarte en un papel,
quemarte en una foto,
sólo por no poder hacerlo en la realidad.
Ignorarte...
tu voz, tus palabras, como todo lo demás.
Esconderme de mis sueños,
no pensar tus pensamientos.
Atravesarte sin girarme,
no importa cuanto me llames.
No llorarme, no llorar que me perdí.
Mis lágrimas nunca fueron, ni serán para ti.
No. Me pertenecen, me duelan a mí.
Duelan que por amarte me perdí.
Y si no era yo, pues ¿quien te amó?
Hacer que quepas en una pregunta,
y contestarla con un punto final.
Cerrarte, cerrar tu mirada de una vez.
Que ya no espante su real.

Matar tu nombre, hacerlo cesar...



Forcluirte
una vez más.

Pero esta vez, forcluirte de verdad,
no la realidad.


miércoles, 22 de septiembre de 2010

Jeremías, el valiente.

Esa noche, Jeremías caminaba por su habitación tal y como cualquier otro día. Caminaba de un lado a otro, por la diminuta habitación que compartía con su hermana menor. Sufría de insomnio. Hacía años que dormía mal cada noche; o bien no dormía en absoluto. Caminaba de un lado a otro, como cualquier noche. Pero esa noche algo era diferente.
Aún no sabía muchas cosas. Las fracciones no habían llegado a su vida, no podía distinguir el sujeto del predicado, y la composición de la célula no le interesaba demasiado. Aún no sabía lo mucho que su padre lo amaba, a pesar de su adicción. No sabía que su psicóloga se sentía tan impotente que había optado por dejar de intentarlo. Aún no sabía que algún día una Melanie le robaría el corazón, tan sólo para curarle las heridas.
Todo lo que sabía era que debía huir. Algo en su interior lo pedía a gritos. "Huye! Solo así seras libre!". Y sabía que era verdad. Ese hogar, con sus espacios pequeños, y una madre absorvente, iba a terminar por enfermarlo. Sabía que su madre también lo amaba. Pero de una forma demasiado particular.
La única decisión que le costaba tomar, era la de abandonar a su hermanita, allí donde también ella enfermaría. Pero no podía llevarla con él, no. Con sus 5 añitos, no sobreviviría. Volvería por ella. Algunos años después volvería por ella.
Esa es la cosa con los niños, a veces parecieran no saber nada, pero en realidad, la mayoría de las veces, ya comprendieron las cosas escenciales. Algo de un instinto de supervivencia, una pulsión de vida, que los guía. A diferencia de los adultos, los niños siempre saben lo que está bien y lo que está mal. Incluso más allá de lo moral. Saben lo que necesitan, y lo que no.
Jeremías lo sabía. No sabía como, pero lo sabía. Y necesitaba ser.
Esa casa, ese encierro, la incomprensión de sus maestros, la impotencia de sus médicos, la ausencia de su padre, la absoluta presencia de su madre; todo eso lo mataría. No su cuerpo, su ser. Mataría hasta lo más puro de su alma.
Y si que era puro! Puro amor, pura valentía. Renegaba perderse de si mismo. Renegaba las imposiciones. Nadie le diría quien debía ser.
Tomo su mochila, quitó los cuadernos, y puso algunas mudas de ropa. Arranco una hoja de su cuaderno, y dibujo de forma rápida, y desprolija, una niña y un niño, frente a una casa y un sol bien grande. Su hermana comprendería. Volvería por ella, si.
Ella dormía con la luz encendida cada noche. Ahuyentaba los fantasmas que podrían asustarla. Jeremías esperó a ver la luz apagada en la habitación de sus padres, donde ya no dormían juntos. Tomó su mochila, beso a su hermana en la mejilla, y salió por la ventana.
El barrio en que vivían no era agradable, ni mucho menos seguro. Su habitación daba al pasillo de un fonavi, por lo que tenía fácil la salida. Tenía miedo, mucho miedo. Pero había entendido que ser valiente no significaba no tener miedo, sino saber afrontarlo.
Bajo dos pisos de escalera, con el corazón en la boca, y llegando a la reja de entrada al edificio, se encontró con una sombra larga. La sombra de una silueta conocida. Su padre recién llegaba a su casa, tras un largo día de trabajo, bares de mala muerte y alcohol.
Los dos permanecieron en silencio unos segundos. Tan sólo mirándose en la fría noche. Ambos tenían los ojos de un café profundo, y no podían quitar de sus ojos la sorpresa del encuentro.
Su padre lo tomó en brazos, lo abrazó con fuerza, al tiempo que algunas lágrimas silenciosas bajaban por su rostro.
Sabía que era lo correcto, sabía que no podía cuidarlo como él merecía. Pero realmente lo amaba. Tanto lo amaba, que no iba a dejarlo deambular solo por la noche.
"Vamos, que te llevo mi vida..."- Jeremías asintió. Realmente le daba miedo andar sólo por la calle, y sabía que su padre entendía.
Caminaron de la mano siete cuadras, hasta llegar a la parada de colectivo. Se sentaron a esperar. Mientras su padre le ofrecía un chocolate. -Comiste algo? - No tenía hambre pa. -Y tenés plata? No tengo mucho, pero algo te puedo dar gordo.- Saque de mis ahorros, y a donde voy si tienen (respondió con su voz infantil, pero segura) -
Subieron al colectivo, vacío. Se sentaron en los últimos asientos, mientras Jeremías sólo podía pensar en cuanto iba a extrañar a su padre.
A pesar de su adicción, siempre había sido su salvavidas. Sólo él lo comprendía en su casa, sólo él estaba cuando estaba. Había sido un padre cariñoso, e incluso lo había cuidado cuanto podía. Se lamentó que no hubiera estado más tiempo en la casa. Se lamentó que no le haya podido enseñar a andar en bicicleta, o atarse los cordones.
Demasiado ya había aprendido sólo. Y casi sin aparentarlo. Sus maestros desconocían su precocidad, su inteligencia. Jere hizo lo que pudo, durante el tiempo que pudo.
Pero era hora de cambiar, de buscar lo que realmente necesitaba.
Su padre lo tomó de la mano, aún con su aliento a alcohol y su mirada dulce, resignada. -Escuchame gordo, escuchame bien. Tal vez esto que estoy haciendo no lo comprendas hoy, tal vez pasen muchos años hasta que puedas entender todo esto. Pero prometeme que recordarás mis palabras, si? - Si pa. - Esto es un acto de amor. Te amo como a nada en el mundo, y sé que no fui el mejor padre, pero hoy todo lo que quiero es salvarte. Dejarte ir es lo más difícil que haré en la vida, y es sólo y tan sólo por amor. En otros tiempos, debería haber luchado más por . Pero no se puede volver el tiempo atrás. Si sabré que no se puede! Pero esta es mi forma de luchar por ti. Y si algún día puedes llegar a perdonarme, búscame, si? Siempre estaré esperando a que vuelvas a mi. - Si papá. Yo también te amo, sabes?- respondió Jere con los ojos humedecidos.- Por favor, decile a a Juli que me perdone, que la quiero mucho.-
Jeremías beso a su padre en la mejilla, lo abrazo fuerte, y tocó el timbre de parada, aún empapado en lágrimas.
Su padre bajó tras él, no podía irse aún, no sin antes saber que había llegado a destino a salvo.
Caminaron juntos media cuadra y llegaron ante la puerta tras donde se escondía su salvación. Tocó el timbre, y se despidió de su padre por última vez. Lo abrazo fuerte, y luego le dijo: -andá , y quedate tranquilo que todo va a estar bien. - Si, lo sé. Cualquier cosa, lo que sea que necesites, avisame, si? Después de todo, soy tu padre, no? Te amo hijo. Cuando pueda, vengo a verte... -
Se dió vuelta, y caminó lento hacia la parada. Llegó a la esquina, y giró para saludar con la mano. Esperó a verlo entrar, y se fué, camino a su perdición.
Jeremías entró a la calidez de lo que sería su nuevo hogar. Lloraba, mientras ella lo abrazaba fuerte. - Cariño, tranquilo. Todo va a estar bien, te lo prometo.-
Lizzie no hizo preguntas. No hacía falta. Sabía lo que acababa de ocurrir. Lo había soñado tantas veces, que no necesitó pensar nada. Desde el momento en que lo conoció había robado su corazón, y sabía que llegado el momento, no dudaría. El era suyo. De la forma más libre en que podía serlo.
Entraron, y lo llevo a la habitación que de ahora en más sería suya. - Mañana la decoramos a tu gusto, si? - Si.
Aún lloraba. Lizzie le preparó una chocolatada caliente, y se sentó a su lado, mientras lo cobijaba.
Jere, a pesar de la tristeza, a pesar de extrañar a su familia tan pronto, sabía que estaba exactamente donde debía estar. Tenía una nueva familia. Una hermana mayor que lo cuidaría siempre.
Si, había cumplido con su promesa. Lo estaba salvando, tal como él lo había pedido. Y ahora tenía un hogar cálido y seguro donde dormir. Un hogar donde crecer libre, sano. Tal vez incluso, feliz.
-Hasta mañana mi pequeño. Que sueñes con los angelitos.-

Esa fue la primera noche en años que Jeremías durmió en paz, con Lizzie a su lado...



martes, 31 de agosto de 2010

A veces la música habla mejor que uno

Sin decir una palabra
casi sin decirnos nada
sin mirarnos a los ojos
yo me pregunto porque
me tuvo que pasar a mi
yo me pregunto porque
me tuvo que pasar a mi

Y ahora estoy cansándome de esperar
pero igual no tengo a donde ir
y me dice la gente
que deje de pensar en ti

Sin decir una palabra
casi sin decirnos nada
sin mirarnos a los ojos
yo me pregunto porque
me tuvo que pasar a mi
yo me pregunto porque
me tuvo que pasar a mi

Y estoy cansándome de esperar
pero igual
pero igual no tengo a donde ir
y me dice la gente
que deje de pensar en ti

Y se que es en vano
brindar esta noche
por nosotros dos

Sin decir una palabra
casi sin decirnos nada
sin mirarnos a los ojos
yo me pregunto porque
me tuvo que pasar a mi
y se que es en vano
brindar esta noche
por nosotros dos

A los ojos...
a los ojos...

Los Rodriguez - A los ojos

jueves, 5 de agosto de 2010

N.O.

Uno de estos días te levantarás amando mi neurosis.
Te reirás de mi manera de doblar las servilletas.
Y el cafe sin nata será lo mejor de tu mañana.
No por su gusto suave, no por su calor.
Sino tan solo... porque lo preparo yo.

lunes, 2 de agosto de 2010

Thanatos














Caminas en la oscuridad.
Si, caminas y cantas al silencio una vez más.
Todo lo que fué, sombras de humedad.
Y sin embargo, no puedes olvidar.

Aquel amigo con el que no volviste a hablar,
vuelve entre la niebla a pedir una verdad.
No sabes que decirle, no hay respuesta a su soledad.
Y aún así, su mirada sigue siendo tan real.

Tu cabeza da vueltas, todo vuelve a gran velocidad.
Aquellas palabras que supiste callar,
aquellas melodías que nunca dejaron de sonar,
Una noche de invierno regresa a sofocar.

No hay aire, no hay aire que te pueda llenar.
Ni un sollozo que te pueda desgarrar.
Aquellas melodías que nunca dejaron de sonar,
aquellas melodías nunca volverán a sonar igual.

La noche fría se pinta de agonías.
Caminas, sólo porque no puedes frenar.
Alguna dirección tus pasos han de marcar.
Incluso correrías si supieras donde vas.

Una voz grita a lo lejos...
Sigue preguntando lo que no sabes contestar.
Una voz familiar, que ya no puedes identificar.
¿Que paso con tantos sueños?
¿Donde han ido a parar?

Solo en la noche, jamás lo adivinarás.
Te desmezclas en la niebla.
Te desmezclas hasta no poder más.
¿Que has hecho con tu vida? Ojalá pudieras contestar.

Piensas en ella una vez más.
Por más que mil veces juraste no volverla a pensar.
Su sonrisa torcida es todo lo que queda sin nublar.
Te sonríes mientras lloras tu última realidad.

Ella, sólo ella, te podría levantar
de la acera dura que golpea tu despertar.
Sólo ella, y su sonrisa de paz,
soltarían las cadenas del vacío más real.

Gritarías su nombre, de poderla nombrar.
Llamarías su mirada, si tan sólo te atrevieras a mirar.
Tus labios corrompidos no se atreven a hablar.
Tus ojos se cierran para poder callar.

Nada puedes hacer, con una mentira viva.
Nada puedes hacer con lo que creíste controlar.
Te ahogas en tu respirar, y no dejas de llorar.
Este mundo no te sabe perdonar.

Todo vuelve a ella, que aún sonríe tras el cristal.
Ella que se acerca para dejarte ir en paz.
"Te perdono..." suena en susurros
atravesando la niebla y la oscuridad.


Bañado en lágrimas el mundo vuelve a despertar.
Piensas su sonrisa, para amanecer a la ciudad.
Cargas tus cruces, y sales a trabajar.
"Maldición, la volví a soñar..."

sábado, 10 de julio de 2010

Buenas preguntas

¿Qué sucede cuando los fantasmas vuelven a tocar tu puerta?
¿Huirías? ¿o bien los dejarías entrar para escuchar nuevas cadenas?
¿Qué sucede cuando Dios se viste de oro a los ojos de un sufriente?
Si viene a consolar a un alma en pena, hay colores que le sientan mejor.
¿Es que acaso no se dio cuenta?
Si tus marcas me sonríen, ¿es que acaso les dí un buen hogar?
¿Es que acaso mi corazón no necesita menos verdad?
¿O es que la realidad no me deja descansar en paz?
¿Será la muerte una decisión especial?
¿Será que sólo mueres cuando ya no puedes más?
¿Y si tus manos no repararon en despedirse de mi,
será que jamás sintieron que me dejaron de tocar?
¿Creerías en aquello que no puedes sentir más?
Es que sus cabellos negros de mi mente jamás se irán.
Y sin embargo, ¿era su sonrisa tan real?
¿Me mienten las fotos, o es que en tus ojos he de encontrar algo más?
¿Y si pudieras cambiar algo de esas últimas palabras,
de haber sabido que ya no me verías jamás,
me dirías algo sustancial?
¿O es que sólo tu mirada sabe hablar?

Ya no le temo al abismo.
Más, ¿sólo por eso me he de lanzar?
Si pudiera decirte todo esto;
Si pudiera decir algo, en vez de preguntar...
¿Crees que serías capaz de escuchar?
¿O es que mi voz es como todas las demás?
¿Y si mi voz te cantara en lugar de orar,
penetraría mi canto las barreras del cristal?
Es que los martillos se comienzan a gastar...
Si pudieras verme, tan sólo una vez más,
¿crees que serías capaz de hablar?
¿O es que mi imagen te vuelve a asustar?
¿Y si dejara la luz encendida,
los fantasmas dejarían de rondar?
Es que no se si soy capaz de encender algo más.
Si la lluvia te mojara, ¿correrías o te dejarías estar?
Total, ¿a quién le hace mal un poco de humedad?
¿Es que acaso no sabes esperar?
Yo aprendí. Bien lo sabes.
¿O crees que debería olvidar?
¿Es que no soportas la falta de mi mirar?
Más, ¿a quién le importa?... si no sabes amar.
¿A quién le importa si no sabes amar?

Ahora, dime. Por favor, dime con sinceridad,
¿cuando piensas en pensarme, lo piensas de verdad?
¿O es que la rutina no da tregua a tu soledad?
¿Es que olvidaste lo que me has hecho pasar?

Yo no lo olvido. Marca indeleble en mi pecho.
Imposible perdonar, cuando no hay una disculpa.
Imposible recordar ese viento, sin lamentos.
Así que dime, dime por favor, con sinceridad,
¿cómo lo haces? ¿cómo logras negarte tanta verdad?
¿Es que acaso no duele más la irrealidad?

Un niña morena la prefirió,
y creo que siempre se arrepintió...

viernes, 18 de junio de 2010

Stop for a minute

Some days, feels my soul has left my body
Feel I’m floating high above me
Like I’m looking down upon me

Start sinking, everytime I get to thinking
It’s easier to keep on moving
Never stop to let the truth in

Sometimes I feel like it’s all been done
Sometimes I feel like I’m the only one
Sometimes I wanna change everything I’ve ever done
Too tired to fight and yet too scared to run

And if I stop for a minute
I think about things I really don’t wanna know
And I’m the first to admit it
Without you I’m a liner stranded in an ice floe

I feel like a thief who has no faith
Maybe more than by the grade
Of the drugs you took that day

Sinking in the pain he’s been inflicting
Yet he’s feeling like the victim
Just a horoscope’s to blame

Sometimes I feel like a little lost child
Sometimes I feel like the chosen one
Sometimes I wanna shout out ‘til everything goes quiet
Sometimes I wonder why I was ever born

And if I stop for a minute
I think about things really I don’t wanna know
And I’m the first to admit it
Without you I’m child and so wherever you go
I will follow...

[...]

Keane

martes, 4 de mayo de 2010

Tonto















Si me lo pidieras... caminaría a casa contigo.
Y cada noche haría silencio al verte,
para no perderme ni un movimiento.

Si me lo pidieras, conversaría contigo todo el camino.
Sonreiría al son de tu voz, de tus pasos tranquilos.
Y tal vez tomaría tu mano con siemple cariño.

Si me lo pidieras, te hablaría al oido.
Casi en susurros te diría cuanto me gusta caminar contigo.
Quizas así comprendieras cuan liviana soy.

Si me lo pidieras, me acurrucaría en tu lecho.
Bajo tu ala, guardaría las mías un rato.
Y tal vez entenderías cuan libres somos en el amor.

Si me lo pidieras, cantaría tus melodías.
En mi mente cada día, en algún suspiro estarías.
Y en tu boca... simplemente moriría.

Si me lo pidieras, adoraría tus sutilesas.
Cada trazo, cada mueca.
Y tal vez emocionada por tus poemas,
sonreiría al derramar una lagrimita de sal.

Si me lo pidieras, te lo enseñaría.
Todo aquello que puedo darte,
todo aquello que puedes amarme.

Si me lo pidieras, sería tan simple.
Bastaría con mirarme para que comprendieras,
que mis intenciones no son apresarte.
Tan solo amarte.

Si me lo pidieras, saltaría a tu encuentro
trás una larga ausencia.
Y sin decir nada, encontraría el amor en tu mirada.

Si me lo pidieras, en un instante cambiaría el mundo.
O tal vez por unas horas lo dejaría quieto, inmutable.
Solo tu y yo en el universo.

Si me lo pidieras, discutiría contigo...
de tanto en tanto, te diría que no.
Porque siempre siempre,
a pesar de ser uno, seríamos dos.

Si me lo pidieras, salvaríamos el mundo noches enteras.
Durante horas observaría apasionarte,
y de tanto desearte, pasarían los años.

Si realmente lo quisieras, reiría contigo,
lloraría contigo, o tal vez acompañaría tus silencios.
Siempre cerca, pero no demasiado.
Siempre estaría a tu lado.

martes, 23 de marzo de 2010

Casi me pierdo en ellas

Hay miradas que no dicen nada..
No son nada, mas que miradas.

En la linea del vacio, en el filo del silencio,
se juegan a caer, a tapar agujeros.
Miradas inexplicables, indecibles.
Tu-yo-nada.
Espacio.

De golpe, me golpean.
Chocan en mi frente,
chocan en mi mente.
Se estampan en mi piel.
Graban una hiancia.

Me queman.
Arden.
Tan nada.
Tan llenas de nada.
Tan increiblemente nada,
que lo son todo.

Se cuelan, se invierten.
Espejo, viento, desierto.
Ilusión.
Sentido sin sentido.
Canción.

Me quiebran.
Se mienten.
Se vuelven eternas a cada segundo.
Imposible repetirlas.
Imposible redimirlas.
Reales. Imposibles.
Gritan... nada.
Nada, todo junto.

Terminantes.
Me terminan.
Retuercen, envuelven.
Ahogan.
Preguntan imposibles.
Responden vacios.
Con nada.
Pupilas. Nada.

Enfermo de miradas.
Enferma tu mirada.
Enferma de imposibles.
Enferma de muerte.

¿Por que? Porque si.
Sin motivos, me miraste.
¿Por que? ¿Por que a mi?
Porque puedes.
Tu mirada me puede.
Puede en la nada.

Mirada-destino.
No lei la huida.
Sombra, pura sombra.
Tu mirada no tiene boca.
No besa, no roza.
No habla.

Carcel, barrotes en mi alma.
Tu mirada me deja siempre afuera.
Siempre lejos, siempre al margen.
Muy adentro de mi nada.

Mirada que sangra inviernos.
Llora risas, grita silencios.
Tu encerrado en tu mirada,
En tu forma de callar.
De decirlo todo, o sea, nada.

Mirada sin tiempo.
Tal vez, quizás.
Siempre.
Nunca.
Todo el tiempo.

Todo el tiempo...

martes, 2 de marzo de 2010

Tu caramelo

Me amarás... cuando de mi tan solo queden las ideas.
Si, me amarás cuando me vuelva mármol y piedra.
Me amarás cuando vuelva a ser estrellas,
en la mente de algún poeta que me pinte violeta.
Seré brillante, seré plateada, seré completa.
Seré luz en tu ventana, seré aire de montaña.

Me amarás cuando amanezcas una mañana,
intentando recordar lo que nunca fuimos.
Y me convertiré en sueño de noche tibia.
Seré zamba en las cuerdas de tu guitarra.
Seré un grito en noches de pesadilla.

Me amarás... cuando de mi solo queden fotos viejas.
Me amarás cuando mi nombre se tiña de luceros.
Y las noches lejanas de invierno
tan solo sean polvo en un departamento.
Seré alada, y volaré a tu alcoba
a contarte historias que nunca fueron.
Seré calor en tu pecho desierto,
cuando nadie te acompañe en el invierno.

Me amarás cuando mis cabellos sean borrosos y perfectos.
Cuando mi cuerpo se alce en monumentos.
Me amarás temprano en la mañana,
seré escape a trabajos serios.
Seré imagen, seré puro recuerdo.
Seré palabras, seré lamentos.

Me amarás... en la vejez.
Seré imposible, seré delirio, seré un cuento.
Me leerás cada día entre ruinas de una vida,
que no recordarás haber elegido nunca.
Me amarás... seré bandera.
Me izarás al alba, blanca, ondeante.
Llevarás mi sonrisa como estandarte.

Me amarás cuando de mi solo quede
un destello en tus pupilas.
Seré inmutable en tu mirada.
Seré verde, seré lágrimas.
Seré reflejo de tu pensamiento.
Dolor en tu alma.

Me amarás, no seré nada.
Nada de lo que fui...
Seré una sombra de primavera.
Una sombra de mi.


lunes, 22 de febrero de 2010

Herr Geist

Alma... almacenarte.
Cenarte cada noche en historias de combate.
Combatirte... no, regresarte.
Traerte de nuevo a mis aposentos
solo para volver a matarte.
Matarte no, atarte...
con un hilo invisible unirte a mi ombligo.
Y ya no soltarte.
Soltarme... saltarte,
no caer en tu pozo ciego,
no dejarte tragarme.
Trágame, de un solo bocado.
Atragántate de mi, devuélveme entera.
Devuélveme... vuélvete.
No te des vuelta, no me mires.
No podré irme si esperas que regrese.
No regreses, no me beses.
No podré escapar de ti.
Escaparme... no debes acapararme.
Debo volver a estar en pie.
Pararme, mientras escapas a una parte de ti.
Partirme... sólo por volver a tus brazos.
Abrazárteme... Ten miedo de mi.
Si, témeme, cual yo temo tu recuerdo.
Recordarte... recostarme, recortarte.
Cortar en pedazos esta luna de hiel.
Recuérdame... dame eso por lo menos.
Por lo de-más, ya te tengo en el recuerdo
de saber que nunca estás, saber que nunca estarás.
Saberte.... vivo, saber tu cuerpo.
Saborearte, saborea mi ser una ultima vez.
Borrarte... eso debería hacer.
Barrerte de mi piel, de mi boca, de mi sien.
Sientes...? Lo sientes? Qué sientes?
Yo lo siento..., todo. Cada aguja, cada agujero.
Agujereo... tu imagen.
Imagino que te tengo.
Imaginame tenerte.
Tenme cerca, al oído, al suspiro.
Guarda distancia de mis deseos.
Deséame bien, deséame lejos.
Deseo que desees ya no desearme,
y tan sólo amarme.
Amarme nunca fue tu fuerte.
Amárrame fuerte, lejos de ti.
Amárrame a tu almohada
y ya no me dejes ir.
Me iré... volando alto.
Me iré... consumiendo lento.
Consume nuestra historia.
Se consume a fuego lento.
Sin cenizas, ni brazas,
ni chispas, ni encuentros.
Encontrarte una mañana...
Encuéntrame allí donde yo te encuentro.
Cuéntame del delirio que te sigue en el invierno.
Cuéntame las verdades que nunca fueron.
Te cuento, me encuentro con puros destierros.
Destiérrame de tu vida, arráncame de prepo.
Arranco tu noche de aquel julio de fuego.
Más por favor arráncame un último beso.
Y que sea el primero de cientos y cientos.
Ánclate a esas llaves, piérdete en tu amar.
Pierdes..., todo lo pierdes.
Te anclas a la normalidad.
A una rutina de soledad.
Soldado que juega solo
con una mujer que nunca está.
Soldarte a una bala,
y dispararte hasta nunca jamás.
Dispárame... dispárame una vez más.
La última bala no me llego a matar.
¡Que disparate! Disparar a la nada estas frases de cajón.
Cajonearte... ley para ya no pensarte.

¿Qué piensas?
¿Me dejarás olvidarte...?




martes, 16 de febrero de 2010

Mente de mariposas















La persona más hermosa,
con tu mente de mariposas.
Eres todo aquello que pudiera ser,
eres pura esencia, puro resplandecer.
Demasiado intensa tu elección
de amar con todo el corazón.
De gastar toda tu energía
en un soplido de alegría.
Desearía conservar un poquito de tu vida,
desearía regalarte otra oportunidad.

Desearía despertarte de tu otoño eterno,
desearía llenar tu mundo de realidad.
Rescatarte de aquella reja-torreja.
Romper el muro, y volver a empezar.
Devolverte la sonrisa de libertad.
Buscar en los sueños de dorada mocedad.

Una mente brillante...
si tan solo pudiera darte todo lo demás.
Si tan solo pudiera volver el tiempo atrás.

En las noches me encuentro con aquella niña morena.
de guardapolvo blanco, y mirada de adultez.
Desespero por cobijarla, por cantar melodías sinceras.
Me hundo en el abrazo que nunca le pude dar.
Me hundo en su mirada de tanta profundidad.
Y lloro en un silencio desgarrado de soledad.
De saber que esos pacitos andarán
largas sendas de oscuridad.

Ya de niña revoloteaban las mariposas.
Aleteaban en los vacíos de preguntas sin contestar.
¿Es justo? No, no lo es.
¿Hay mundo? No si el se fué.
¿Y lo eterno? Siempre te amaré.
¿Es un consuelo? No, nunca podré.

Te amo como nadie en el mundo te puede amar.
Con mi forma tan particular.
Tu esencia es mi ciencia, mi deseo, mi esplendor.
Todo lo soy, por tu grandeza y humanidad.
Todo lo soy, porque siempre me pudiste amar.
A pesar de las rosas, a pesar de las mariposas.
Siempre serás la primavera mas hermosa.

domingo, 24 de enero de 2010

Inspiración de la falta de inspiración



















Hojas en blanco, color de la nada.
Cuando todo esta allí, contenido en desencantos.

Hojas en blanco que gritan silencios.
Tan solitarias, cual renglones desiertos.

Hojas en blanco de luz infinita,
llenas de esperas, y latidos como en brisas.

Hojas en blanco, me distancian del tiempo,
y se vuelven compañía en noches de incienzo.

Hojas en blanco, me llaman a oscuras.
y vuelan a tu puerta en lunas maduras.

Hojas en blanco, tan mias, tan nuestras.
Conllevan toda mi alma en potencia.

Hojas en blanco, me guían a tu boca.
Me inspiran a pensarte cual diez de copas.

Hojas en blanco que lloran destierros.
y vagan por las noches frías del recuerdo.

Hojas en blanco que se escriben solas.
y giran en torno a una sola persona.

Hojas en blanco, que cumplen mis deseos,
y asi me llevan a mundos de dulce ensueño.

Hojas en blanco, de raras melodias.
Me toman por sorpresa en tardes vacías.

Hojas en blanco, arcoiris infinito.
Golpean en mis manos, ruegan por escritos.

Hojas en blanco, se tornan coloridas.
se llenan de letras que cobran vida.

Hojas en blanco, destinos inciertos.
tan solo espero que alcancen sus vuelos.